El renacer de las ciudades


Cual ave Fénix que renace de sus cenizas, en la Edad Media, concretamente entre los siglos XII y XIV, tuvo lugar un fenómeno que se extendió por la Europa feudal y que llega hasta nosotros. Éste no es otro que el renacer de las ciudades, después de varios siglos en los que las diferentes tensiones tras la caída del Imperio Romano, habían llevado a buena parte de la población del viejo continente a trasladarse a las mejores condiciones que ofrecía el campo.
Desaparecida la amenaza norteña de los vikingos, y de los húngaros o magiares del Este, y metidos en una serie de luchas internas los musulmanes del Sur (además de las Cruzadas), se ponía en marcha una mejora del campo, en cuanto a sus técnicas y sus instrumentos, que proporcionaban una mejora alimenticia a los europeos
(especialmente a los occidentales), que les permitían ser más resistentes a las epidemias de la época.

Por otro lado, esa mejora de la alimentación, también supuso un importante incremento de la población europea, superando los 70 millones de habitantes en este momento.
Toda esta población no podía vivir en el campo, de modo que la ciudad se fue convirtiendo en un importante foco de atracción, porque allí es donde se estaban concentrando los artesanos que se van a convertir en los resortes de un nuevo sistema económico que, sin dejar de lado su base agraria, sí le van a dar un nuevo aire a la economía de esta época, que poco a poco va a poner en el comercio algunos de sus principales esfuerzos.
Así pues, unas veces creando nuevos asentamientos, y otras veces revitalizando las ciudades ya existentes desde la antigüedad, vamos a conocer este fascinante período de la historia europea.

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